Los manglares son ecosistemas muy singulares. Como fuente de recursos renovables, ningún otro les aventaja en cuanto a productividad natural y a la extensa variedad de bienes y servicios que proporcionan con carácter permanente. El potencial económico de los manglares procede de cuatro fuentes principales: productos forestales, pesca estuarina y litoral, ecoturismo y fijación de carbono. Además, los manglares desempeñan un papel fundamental en la protección costera y en el mantenimiento de hábitats para una gran variedad de especies corrientes, amenazadas y en peligro de extinción.
Debido a las presiones de las poblaciones en aumento, que motivan cambios en el uso de las tierras y la sobreexplotación de los recursos, los manglares se están agotando y degradando rápidamente. Es necesario encontrar el equilibrio entre la atención de las crecientes necesidades actuales, por una parte, y la conservación del sistema de apoyo ambiental que proporcionan los manglares, por otra.
El conocimiento creciente de las funciones protectoras, productivas y socioeconómicas de los ecosistemas tropicales de manglar y de las consecuencias de su deterioro, ha puesto de manifiesto la necesidad de la conservación y ordenación integrada y sostenible de estos valiosos recursos. Teniendo en cuenta su potencial de uso múltiple, es imperativo emprender la ordenación de los ecosistemas terrestres y acuáticos basados en el manglar, en el contexto de la planificación integrada de la ordenación de las áreas costeras.
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